El poder de la palabra

Cada día contamos con la oportunidad de cambiar la historia. Todos nosotros tenemos el poder de hacer grandes cosas por nosotros mismos y por el planeta. Pero para ello, debemos iniciar por sembrar las semillas correctas, para qué el amor, la tolerancia, la abundancia, la salud, la amistad y La Paz que tanto anhelamos llegue a nuestras vidas en cada uno de nuestros ciclos.
Antiguos textos señalan que el poder creador de la palabra es tan inmenso que sí lo comprendiéramos realmente cuidaríamos muy de cerca lo que sale de nuestra boca. Y de eso trata este texto, sobre la importancia de aprender a ser íntegros y hacer buen uso de nuestras palabras, para que estas sean siempre bálsamos sanadores, nunca dagas.

Somos creadores de realidades porque todo es energía. Al hablar emitimos una vibración que se expande desde nuestro interior e impacta todo el entorno en el que nos movemos (y mucho más). Desde niños, los indígenas y civilizaciones que radican en las altas montañas aprenden que las palabras son sagradas y tienen la capacidad de trazar caminos. Ellos conocen ese lazo invisible que conecta todo y comprenden las leyes universales a tal grado que las utilizan como aliadas para gestar felicidad hasta en las situaciones más precarias.

Aplicándolo a la vida diaria, la integridad nos habla de implementar el respeto y la coherencia al hablar y al actuar. Si queremos caminar en el sendero de la verdad debemos reflejar la misma verdad. Vivir rodeado de chismes y alimentar rumores es uno de esos hábitos fatales que día a día llevan al borde este planeta. Debemos cuidar como hablamos con los otros y de los otros, que exista coherencia entre lo que promulgamos y lo que hacemos.

El mal uso de las palabras reduce nuestra energía y poder personal a tal grado que solemos enfermar, porque energéticamente no tenemos defensas y nos hacemos susceptibles a cualquier situación de baja vibración; generandose en nuestro sistema desde un simple resfriado, hasta un hipertiroidismo e incluso cáncer.

Para mantener sana la energía de la comunicación debemos practicar algunos hábitos como:

*Expresarnos tan cual somos.
*Hablar amorosa e impecablemente de todo y todos.
*Vocalizar y/o recitar mantras.
*Leer en voz alta textos positivos.
*Evitar el sarcasmo y la burla.
*Evitar tragarse las palabras. Lo que sientas decir, DILO.
*Ser amables y cordiales con los demás.
*Sonreír. Estar contentos saca lo mejor de nosotros.

Antes de hablar recuerda siempre que: «De la abundancia del corazón habla la boca»

Mucha luz,

Adaisa🌿

[Colaboracion para la revista Bien-Etrê 2016]

Ilustración: Sara Herranz

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